viernes, 26 de noviembre de 2010

Enemigos

Dolió verte ahí, postrado en una cama.
Ya no habría largos paseos por las calles adoquinadas, ni cafés en terrazas bañadas por el sol del verano; no hay inviernos fríos, ni largas primaveras; no hay llamadas.

Se truncaron nuestros planes y tuvimos que hacer borrón y cuenta nueva. La vida se te escapaba de entre los dedos, etérea, perdida. Con lo que luchaste por retenerla y se te fue de todos modos. Es tan injusto, tan frustrante.

¿Cómo hago yo ahora? ¿Por qué quieres que luche, si ya he comprobado que carece de sentido, que no hay resultado?

Aquel pasillo del hospital, una mano que me sujeta el hombro, yo que intento controlar mis temblores. Y los gritos en el aire, silenciosos, ahogados. Todos gritabamos por dentro, desgarrados, flojos, sin fuerza. Demasiado cobardes para hacerlo al aire, al mundo. Demasiado cobardes para decirte las cosas cuando aún podías escucharnos.

Ya ahora pesan dentro de nosotros, todo los que nos callamos, todo los que nos guardamos. Solo ella supo como empezar de nuevo. Yo aún sigo emborronando la hoja de nuestro pasado, incapaz de dibujar un nuevo futuro.

Porque, al parecer, los mayores monstruos no se encuentras en nuestras pesadillas y los mayores enemigos están dentro de nosotros.

lunes, 7 de junio de 2010

Ella vuelve a vivir

Se maquilla frente al espejo, abundante base y polvos translucidos. Máscara de pestañas y khol negro, sombra negra en los párpados.
Ropa amplia y negra, discreta. Es una mujer guapa, podría tener el mundo a sus pies, pero por dentro va de luto. La matas cada día un poco más desde hace años. Parece más vieja de lo que és, no le das más que disgustos.

Crees que la quieres y lo peor es que ella lo cree también. Cada vez que vuelves con un ramo de rosas olvidas los moretones. Cada vez que le pides perdón ella olvida las humillaciones. Cada vez que le prometes que no volverá a ocurrir olvidas los golpes. Cada vez que le dices que la amas ella confía nuevamente en ti.
Y mientras, ella muere.

Crees que tienes el control. "No puedes huir de mí", le repetías constantemente. Ella de veras piensa que no podría. Te quiere tanto que no intenta escapar.


Ahora ella a vuelto a vivir. Un día se cansó y puso freno a tus palizas, a tus humillaciones. Sabe que eres más fuerte que ella, pero no más inteligente. Cada vez que tu te quejas por que no te gusta su comida, ella actua. Cada vez que la golpeas, ella actua. Cada vez que la violas, ella actua.
Estás tan centrado en ti mismo que no notas el veneno que ella pone en tu cena cada noche, en tu café delas mañanas.
No te das cuenta de que el que muere poco a poco por dentro eres tú.

Y ahora ella vuelve a sentirse viva. Entre las rejas de una cárcel, pero viva igualmente.

martes, 18 de mayo de 2010

Pasado

Ojalá pudiera borrar el pasado para que dejara de dolerme, olvidar todo lo que nos ocurrió antes de conocernos.
Sería como nacer el mismo día y comenzar a recorrer el camino juntos, sin nadie tras nosotros, sin experiencias amargas ni recuerdos que me hagan sufrir.

Y entiendo que tenias una vida antes de conocerme, pero me sigue haciendo daño el pensar que pudiera ser mejor que la que yo te doy ahora; que fueras más feliz con ellas que conmigo.

Pero sobre todo, me da miedo que algún día yo pase a formar parte de ese pasado y que alguien quiera borrarme también.

miércoles, 12 de mayo de 2010

"El amor si existe"

Cuanta razón en tan corta frase :)

martes, 27 de abril de 2010

21/10/2009

Creí tener las cosas claras, estar sola y libre. Sin embargo, me ataste a ti con esos ojos verdes y esa sonrisa. Cuando quise darme cuenta, ya estaba encadenada y perdí la llave.

Cerraste las viejas heridas sin preguntar, me hiciste olvidar el pasado hasta el punto de creer que fue un sueño, iluminas mi mundo como el sol ilumina la tierra. Me llenas de vida, de sueños y de esperanzas. Me haces creer en el futuro y en que éste merece la pena.

Acompañas los días soleados con tu voz y los lluviosos con tu risa. Me regalas momentos a tu lado. Tejes recuerdos inolvidables, perdidos en parajes recónditos impregnados de calma y paz.

Mi corazón retumba con cada uno de tus besos, me haces estremecer de deseo cada vez que me tocas. Bebo el amor de tu boca y siempre ansío más.

Quiero enredar mis dedos en tu pelo rubio y oir tu respiración en la oscuridad. Quiero seguir teniendo pesadillas en las que sueño que me dejas porque de momento tan solo son eso, pesadillas. Quiero tener miedo de perderte, pues significa que no te he perdido aún.

Quiero que esto solo sea el comienzo de todo, que estos meses sean solo una pequeña parte de nuestra vida y que la olvidemos con el tiempo. Porque, si estoy contigo, seguro que tendré muchos mejores recuerdos que almacenar.

Porque me enamoré de ti, al fin y al cabo es lo único que importa.

lunes, 22 de marzo de 2010

Mágia


El hombre escuchó los pasos rápidos pero firmes del niño en el pasillo de madera. Giró la silla hasta que quedó de cara a la puerta. Relajó los brazos, esperando que el chiquillo entrara y se lanzara a sus brazos, como siempre.
Sin embargo, éste se detuvo junto a la puerta, mirando a su padre con expresión solemne. Tenía las manos firmemente cerradas la una con la otra, formando una pequeña cabidad en su interior. Aún vestía el uniforme del colegio: polo blanco con el escudo bordado y pantalones cortos de color verde oscuro. Llevaba la chaqueta sujeta al cuello por las mangas, a modo de capa; los zapatos estaban manchados de barro.

- ¿Qué ocurre, Andrew? ¿Qué traes ahí? -preguntó el padre, rompiendo el silencio. El niño se acercó lentamente a él, desconfiado al principio. Finalmente, dejó que el hombre lo alzara, sujetandole por debajo de las axilas, para sentarle sobre sus rodillas.

- Es un hada -respondió el niño.

- ¿Un hada? -sonrió ante la fantasiosa mente de su hijo - ¿Y dónde la has encontrado?

- Kevin y yo jugábamos junto a los matorrales. Entoncés él chutó demasiado fuerte el balón y lo mandó a los arbustos. Cuando fuimos a buscarlo vimos una lucecita junto a unas moras- el niño gesticulaba y movía las piernas al hablar, visiblemente exaltado- Al principio pensamos que era una luciernaga.

- ¿Y no lo era? -el padre rió, siguiendole el juego.

- No. Cuando nos acercamos vimos que era una personita muy pequeña, con unas alitas muy finas, como de papel.

- ¡Un hada! -dijo el hombre, con fingido asombro.

- ¡¡Un hada!! -chilló el niño, dando un bote- Kevin quería matarla, pero yo no le dejé. Cogí el hada y vine corriendo a casa para que no pudiera encontrarla.

De pronto, una luz se encendió en la cabidad entre las manos de Andrew, escapando entre sus dedos. El padre soltó un grito de exclamación y se inclino sobre su hijo.

- ¡Vaya! ¿Es verdad que está ahí? -tenía que admitir que, pese a lo absurdo de la situación, comenzaba a estar confuso.

- Claro que está. Se enciende porque sabe que hablamos de ella.

- ¿Puedo verla?

- Aún no, está comiendo -el niño negó violentamente con la cabeza.

- ¿Qué le has dado de comer?

- Moras. Es lo que comía cuando la encontramos, así que supuse que le gustaban. Aunque aún no estoy seguro de qué se alimenta.

- ¿Y tiene nombre?

- Todavía no, no se me ocurre ninguno -el niño frunció el ceño, como si estuviera enfadado consigo mismo.

- Podemos llamarla Buttercup, o Amaranth, Celsia, o Hollyhox... -comenzaba a emocionarse, intentando recordar nombres de flores que le fueran bien a un ser mágico y diminuto como aquel- Podría vivir en el jardín, entre los rosales y las flores silvestres. Apuesto a que le encantarían nuestras manzanas y cerezas -comenzaba a faltarle el aliento mientras observaba extasiado el haz de luz que se escapaba entre los dedos de su hijo.

El niño rió, travieso. Abrió las manos lentamente, mirando fijamente a su padre.
Guardaba una pequeña linterna de botón, lo suficientemente pequeña como para escoderla en la palma de la mano.
Bajó de un salto de las rodillas de su padre y salió riendo de la habitación, orgulloso por haberle engañado con un truco tan sencillo.

El hombre permaneció unos segundos inmovil. Se sentía vacio, como si le hubieran desinchado y solo quedara de él una funda de piel. Una vez asimiló todo lo ocurrido, sonrió timidamente, avergonzado por su inocencia. Había sido engañado por un niño de 6 años.

Y, sin embargo, esa ilusión creciente en su pecho le había resultado tan intensa como cuando él mismo era un crio y jugaba a atrapar duendes en el bosque.
Quizás no fuera demasiado tarde para recuperar la mágia.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Música

Una vez más. La eufória, los gritos, cabellos revueltos. Olor a sudor y a multitud; a frenesí y locura. Cabezas que danzan al unísono, pensamientos que coinciden en cada una de las mentes de los presentes.
Este lugar pasaría desapercibido en cualquier otra ocasión. Pero hoy no, hoy la noche es nuestra.

Estrellas sobre nosotros, bailes desenfrenados. Rasgueos en los oídos, pausados y melódicos. Parece que el mundo vaya a acabarse con esos acordes.
Miro alrededor. Brazos en el aire, vibración de las cuerdas vocales. El público pide más.

La noche es eterna. Nuestros rostros reflejan una felicidad exhausta. El estomago retumba con cada golpe de batería, el corazón bombea música por nuestras venas.
El pelo adherido a la frente y las mejillas, perladas de sudor. Los ojos brillantes bajo los focos, sonrisas en la oscuridad.

La voz rasgada impregna el aire. La tierra tiembla bajo nuestros pies. Jamás nada unió tanto al mundo. Es una pequeña parte del verdadero significado de la libertad. Estar todos aqui, en este lugar, ahora, coreando la misma canción. No hay un solo rostro afligido.

Hoy todos somos jovenes y estamos llenos de vida. El mundo no se acabará esta noche.
Mientras tanto, la música sigue sobre nuestras cabezas.
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Una semana para Rage :)