miércoles, 13 de enero de 2010

Jack the Ripper

Baskerville caminó por entre las angostas calles, custodiada su sombra por la de los edificios de piedra gris y agrietada por el tiempo. Lo faroles se alzaban majestuosos en cada esquina, como enbombinados señores que le saludaban a su paso.
Sabía que no resultaba seguro caminar por las calles de Whitechapel, que solo el más osado o el más inconsciente se adentrarían en la oscuridad de su callejones sumidos en la negra noche, donde las sombras daban cobijo a Jack y su guadaña.

El sonido de un carruaje le llegó desde una calle contigua, con el ruido sordo de los cascos de los caballos contra los adoquines. Una suave llovizna cubría Londres, pero a Basker no le importaba mojarse. Alzó la vista para observar los carteles metálicos clavados en la pared de piedra, casi cubiertos de óxido por completo.

"Baker Street", leyó para si mismo, y comenzó a buscar el número 7. Llamó a la puerta y esperó unos minutos antes de volver a golpear de forma rítmica, como si fuera un movimiento muy bien ensayado. La puerta se abrió con un sonido chirriante y tras ella apareció una joven, casi una niña, que lo asió de la gabardina y lo introdujo dentro de la casa.

- Un placer volver a verla, Miss Katienne -saludó Baskerville, desprendiendose del abrigo, el bastón y la chistera. Colgó ambos tres en un perchero de pie- ¿Se encuentra su hermano en casa?

La muchacha de rizos cobrizos asintió brevemente y lo condujo por un estrecho pasillo en cuyas paredes desansaban marcos de diferentes materiales, estilos y tamaños. En su interior había fotos en blanco y negro, rostros con los párpados cerrados, inmortalizados por última vez en su paso al sueño eterno.
Curisamente, todas eran mujeres.

Katienne se volvió a mirar a Basker al llegar a una puerta doble y no se adentró en el interior de la estancia hasta que él no cruzó primero.

- Buen provecho, Mr. Jacques -saludó el hombre. El aludido levantó la vista un segundo de su plato y alzó el mentón de forma casi imperceptible.

- Veo que el mensaje enviado a Scotland Yard es cierto -Baskerville extrajo un arrugado papel del bolsillo del pantalón y lo extendió ante él para leerlo en voz alta.

"Desde el infierno. Señor Lusk. Señor le adjunto la mitad de un riñón que tomé de una mujer y que he conservado para usted, la otra parte la freí y me la comí, estaba muy rica. Puedo enviarle el cuchillo ensangrentado con que se extrajo, si se espera usted un poco.

Firmado: Atrápeme cuando pueda, señor Lusk".

Volvió a estrujar el folio y lo devolvió a la oscuridad de su bolsillo.

- ¿Gustais? -Jacques habló por primera vez, extendiendo el tenedor hacia el hombre. En él había clavado un trozo de carne- Está fresco.

Basker rechazó la invitación con un gesto de la mano y el anfitrión se encogió de hombros a la vez que se metía el trozo en la boca. Una vez acabó de masticar, se limpió cuidadosamente los labios con una servilleta.
Se puso en pie y acompañó al hombre hasta una habitación contigua, donde le invitó a sentarse en un sillón reclinable. Jacques comenzó a afilar sus cuchillas.

- ¿Lo quiere como siempre, sir Baskerville? -preguntó el hombre con gesto educado.
- ¿Por qué lo hace, Mr. Jacques? ¿Por qué las destripa?

El hombre sonrió a la vez que comenzaba a retocarle las cuidadas patillas.

- ¿Dígame sino qué otra opción tiene un humilde barbero para degustar buena carne?

No hay comentarios:

Publicar un comentario